Red Gold

domingo, 3 de marzo de 2013

~Capítulo XI - Leyenda~

Una brisa cálida entraba por el balcón que ahora se encontraba abierto. No había rastro de Sylph en la habitación, probablemente se encontraría dando clases. Me levanté de la cama, era temprano. La cara de Nico me persiguió durante toda la noche, era desconcertante, ¿cuánto habría visto? O mejor dicho… ¿cuánto de todo esto sabría? No quería pensar cosas precipitadas pero sabiendo lo que sé y lo que pasó el viernes… Nico fácilmente nos habría vendido, a fin de cuentas se trataba del perro del Director.

Me quité el uniforme escolar, últimamente lo había estado usando para dormir, era una cómoda y mala práctica. Busqué de entre mis ropas unos vaqueros algo gruesos, perfectos para el invierno, y muy ligeros aunque no lo pareciesen. Pese a que mi cuerpo estaba muy cansado y dolorido, las pocas heridas que me quedaban estaban sanando rápidamente, era algo raro aunque tampoco es que yo pudiera recordar viejas heridas para poder comparar su curación con las de ahora.

Salí al exterior sin desayunar, la hora de la comida se acercaba y eran pocos los alumnos que se visionaban. Todos descansados, apostaría a que si llegasen a verme vagando tranquilamente entre ellos acabaría siendo la historia igual que la última vez. Me llegó a llamar la atención el hecho de que tal como llegó la tormenta, se fue… Todos reflejaban tranquilidad. No se por qué pero…  sólo espero que estas escenas no se repitan nunca más.

Estaba dudosa sobre qué hacer, todo se había dado la vuelta. Personas que tenía yo por malas resultaban ser buenas, como Claire, y personas que creía yo amigables… me guardaban sorpresas no muy agradables. La cara que vislumbré ayer en Nico me tenía aún alterada. Nico… con un temperamento de doble filo, o por lo menos similar.

-Tú…

Una voz seca rompió mis pensamientos y otro escalofrío me recorrió el cuerpo. Él me agarró del brazo con su mano, ahora gélida, y haciendo fuerza me arrastró a empujones hacia la espesura del bosque. No sabía cómo ni desde dónde pero me había encontrado.

-¡Suéltame!

Los alumnos que hasta hace poco tenía enfrente se empezaban a quedar a lo lejos. Aunque forcejeaba, mi cuerpo seguía exhausto y no conseguía liberarme. De repente vi algo familiar… ¡las ruinas! Nada más llegar, Nico me empujó con fuerza contra el suelo. El golpe que me llevé era bastante pronunciado.

-¿Por qué a ti? Tan sólo llevas unos días y ya tienes la atención de todos.

Estaba alterado, poco a poco intentaba volver a la tranquilidad. Tardé algo en levantarme, intentaba encajar el golpe antes de ponerme en pie para tener que encajar la nueva situación.

-¿Pero qué estás diciendo? ¿Crees que me lo he buscado yo todo?

-No... Pero por algún motivo tienes esa marca en el cuello. ¿Sabes lo qué significa? Este Colegio se te va a quedar muy grande.

-¿Cómo? No te entiendo.

-Entrénate bien Alire. No quisiera que me tomaras como enemigo, pero aun no termino de comprender qué Caja de Pandora has abierto. Seré el perro del Director, pero mi hocico me mueve a donde me conviene...

Tras un minuto de silencio, Nico ya se encontraba calmado completamente. Sacudió la cabeza para después exalar un profundo suspiro. Ignorándome, comenzó a dar amplios pasos en dirección al Colegio.

-Te voy a dar un consejo, "tómate las clases en serio".

-¿Cómo?

No llegó a responderme, finalmente lo perdí de vista. No entendí eso de las clases, ¿realmente él piensa que podré aguantar muchas si siguen las cosas como están?

Volví corriendo al cuarto y cogí una pequeña parte de las reservas de comida que tenía. Decidí coger el puñal que me dio Sylph y seguir entrenando cerca de las ruinas a fondo. Nadie me vio. Con el puñal en mano, comencé a repetir los movimientos del día anterior. Sorprendentemente me salían casi automáticos, los había asimilado demasiado rápido. Lo próximo sería practicar movimientos más elaborados aunque aun no sabía cuáles. Bien, saqué el reloj y miré la hora. El hambre ya azotaba, la hora de comer se había pasado hacía bastante rato. Preferí seguir intentando entrenar poniéndome a dar vueltas a cada una de las ruinas corriendo, saltando, según me encontraba con ellas. Mi cuerpo se sentía pesado pero debía acostumbrarme a él, pensar en estar en el Colegio sin ningún rasguño me era casi imposible. Pasaron varias decenas de minutos, mi cuerpo comenzaba a jadear así que paré en seco. Me tumbé en el cesped, estaba bastante fresco, y tras descansar mínimamente me senté en una de las ruinas. Quizá debí de haber cogido algo más de comida, la devoré en apenas unos minutos y el hambre aun persistía. El sonido de unos pasos me alertó de tal forma que acabé girándome rápidamente.

-Hola. Así que estabas aquí.

-Ah, eres tú... Sylph.

Mi tono era serio. Hasta ahora la única pieza que no encajaba en este extraño puzzle era ella. No es vampira, y tampoco se encaja como humana. Sabe cosas que ni la gente normal ni los no normales sabrían y, sus escapadas no tenían mucha justificación lógica. Antes de entrar a clase me prometió un premio, si dicho premio se trata de información, quizá me interese mantenerla al lado. De momento, la etiqueta que le pongo es de "neutral".

-Ayer no tuve tiempo de preguntarte pero... sigo viva. Creo recordar que si me mantenía así obtendría algo.

-Estás en lo cierto pero, aún no ha llegado lo que espero. Demos una vuelta, te contaré un poco mientras.

Tragué saliva. Son varias las personas que han dejado la puerta abierta al "lo sabrás en su tiempo", ¿se referirá Sylph a eso? Ella comenzó a andar a paso lento, rápidamente la igualé poniéndome al lado.

-Pocos de los especiales conocen lo que te voy a contar... Espero que te gusten las leyendas, vas a ser parte de una.

-¿Cómo?

-Calla y escucha... Conoces que existen los vampiros pero desconoces que haya otras razas similares. Las hay. El potencial de estas razas es mayor al de un humano corriente y, todas se aprovechan de los humanos. Viven por ellos, no para ellos. Un sólo vampiro podría en un suspiro deshacerse de más de 10 cazadores... ¿Por qué no lo hacen?

-Mmm... ¿Por que los necesitan?

-En parte, no necesariamente. La población esta plagada de humanos, si matas a los cazadores eliminas sus ataques y... sigues viviendo placenteramente.

Vaya, era una forma fría de ver las cosas. Lo cierto es que tiene razón, no me había parado a pensar si había más vampiros fuera del Colegio, o si existían más personas... así. La gárgola de la catedral podría ser un ejemplo. Como sea, ¿en qué parte aparezco yo en todo esto? Creo que... podría darme miedo saber la respuesta. Tengo amnesia, no recuerdo nada, aparecí herida grave en una posada. ¿Y si tenía algo que ver con esto? El sólo hecho de plantearlo como posibilidad me obligaría a quedarme en el Colegio.

-¿Y yo qué pinto en todo esto?

-Tú... escucha. Cada cierto tiempo aparece en el mundo un objeto que otorga a uno de los humanos la capacidad de adquirir el potencial de una de estas razas. Agudeza visual, velocidad, fuerza... No es algo que se obtenga esporádicamente, si no con el tiempo.

-Espera un momento... ¿Qué me estás queriendo decir?

-Cada vez que un objeto de estos aparece en el mundo nosotros nos enteramos y... ahora mismo sé que lo portas tú.

En pocos segundos empalidecí. Tiene que ser un error. Yo apenas llevo objetos encima, lo justo tengo un poco de dinero que me cedieron.

-Mete la mano en el bolsillo.

Le hice caso. Lentamente introducí las manos en los bolsillos hasta chocar con lo que llevaba en ellos. Monedas, llave, reloj... Poco más.

-¿Aún dudas?

Se acercó. Hechó una ojeada por fuera a mis bolsillos y metiendo la mano en uno de ellos terminó por sacar... el reloj. Abrió la tapa y observó cómo se movían las manecillas. No se si sería el reloj o mi propio corazón latiendo pero escuchaba un TIC-TAC nervioso mientras veía a Sylph con el reloj en mano. No podía ser. No me lo quería creer. La historia se repetía...

-...

Una andanada de aire fresco golpeó suavemente la escena. El silencio no hacía más que agregar tensión, o por lo menos para mí. No sabía qué hacer, qué decir. Sylph cerró la tapa del reloj e hizo un gesto para devolvérmelo. Lo cogí dubitativa y lo volví a guardar cuidadosamente.

-Prepárate para ir a clase. Esta vez no debería de pasar nada. Nos vemos en las ruinas cuando termines.

Asentí con la cabeza, tras lo cual tragué saliva. Y empecé a caminar.

-Ah, no menciones a Claire nuestra conversación...

Sylph comenzó a caminar hacia las ruinas, y yo hacía lo mismo hacia los dormitorios. Estaba empezando a anochecer, el Sol se estaba ocultando.

Al llegar, cogí el maletín con varios folios en blanco y, tumbada en la cama mirando el techo y pensando, esperé a que llegara el momento de ir. Tenía que volver a asimilar muchísima información, la sensación ya no me era nueva pero me dejaba un poco atontada. Los pocos recuerdos que tenía del mundo no abarcaban a ningún vampiro ni ninguna gárgola de piedra viviente. En ellos sólo había personas normales viviendo, trabajando, hablando. Poco a poco empecé a darme cuenta de la doble realidad. La posada llena de espejos luminosos, los fieles rezando en la iglesia... El mundo estará lleno de gente como dice Sylph pero, ¿cuántas de esas personas son genuinas? ¿Cuántas viven felizmente sin miedo a los ataques? Aún debía aprender más de todo, empezando por lo básico. Jaja, parece muy irónico pero me va a venir bien ir a clases. Antes de hacer nada, debo aprender.

-Toc, toc.

De repente, una voz simulaba los golpes de la puerta a la vez que le daba ligeros golpes. Di un pequeño salto del susto hasta que por fin me percaté de quién era. Abrió la puerta y se quedó esperando en el marco.

-Ah, Claire... casi me matas del susto.

Se le escapó una pequeña risilla.

-¿Qué, nos vamos?

viernes, 28 de diciembre de 2012

~Capítulo X - La Marca de la Mascota~

Empecé a correr, al principio miraba la salida pero… tratándose del rubio seguro que esa tregua era inventada. Nah, no era una tregua, él ganaría de seguro con o sin ella. Corrí tanto como pude vigilándolo atrás, echando miradas de reojo hacia delante de vez en cuando. A los siete segundos él comenzó a perseguirme. Mi cuerpo débil no podría superarlo, miré hacia el frente para cruzar la puerta hasta que unos brazos me atraparon tirándome al suelo ya afuera. Al salir del Colegio el rubio pasó de largo para poco después visionarme.

-Otra vez tú…

-Ya ves, qué cruel es el destino que hace que me encuentre contigo tanto.

-Perr-…

-Si yo fuera tú no sería tan descortés. ¿Qué hacías con mi mascota?

Me levantó del suelo con los brazos para después rodearme con ellos. Si, la gótica repetía la misma situación que en mi cuarto pero esta vez yo ya no me sentía paralizada. Estaba consciente y alerta. Con mis manos agarré sus brazos en un intento de quitármelos de encima pero en cuestión de segundos me dijo susurrando:

-Si quieres vivir no pongas resistencia.

-¡¿Tu mascota?! ¿Me estás tomando el pelo? Si no tiene ni tu marca.

El rubio empezó a remangarse y a coger pose de correr, mientras tanto la gótica retiró el cuello de mi uniforme. Un momento, esto no pinta bien… nada bien. Empecé a acelerarme.

-Oh si, ¿quieres verla?

Tras unos minutos volvió a su pose normal y con un gesto ordenó a sus colegas que entraran para después seguirlos sin antes decir:

-Bah, paso de tus tonterías. Alire tarde o temprano va a caer, nadie puede estar encima suya todo el tiempo…

Su grupo entró y, estando ya solas me soltó, reaccione apartándome bruscamente y sacudiéndome la ropa. El maletín había caído al suelo sin darme cuenta y fui a recogerlo.

-No se si darte las gracias… o decir que no me hizo ninguna.

-Me conformo con poco pero… si piensas entrar te sugiero que sigas mi juego.

-¿Qué juego?

-Serás mi mascota. Sólo así no irán a por ti, o por lo menos no de forma tan directa.

-Qué más da… No sé ni qué hago aquí, debí de haberme ido.

-Sabes que no.

Me cogió del brazo y a empujones acabó arrastrándome hasta la puerta. La abrimos y pasamos. No había tanta gente como en mi antiguo horario, de hecho casi se podían contar con las manos, quizá unos pocos más. Todos eran… vampiros, cada uno vestía como le salía y… no sé qué tipo de clases dan pero… El profesor se aclaró la voz.

-Claire, haz el favor de tomar asiento con tu acompañante. Droy nos ha hecho parar la clase para esperaros. …Debo decir que no me hace ninguna gracia que traigáis juguetes a clase.

-¿Jug-.?

-Sshh

Claire me silenció. Casi me sentía culpable por detener la clase, esto era de locos. Cogimos asiento en uno de los laterales, rápidamente en el descanso entre clase y clase los demás compañeros se acercaron.

-Oh, ¿un aperitivo? Qué detalle.

Venían sigilosamente… iban a agarrarme, me encontraba acorralada entre ellos y las sillas. No me daría tiempo a huir. Claire me volvió a pasar los brazos por el cuello cubriéndome con su espalda, yo no podía moverme. Muy despacio me levantó y salimos de los asientos para después lanzarme contra la pared, volvió a ponerse detrás, siempre cubriéndome con los brazos el cuello y evitando que me moviera…

-Ey, mirad bien todos, quiero que os quede claro.

No… por favor. Volvió a retirarme el cuello de la camiseta. Todos nos miraban. No, esto parecía ir en serio, ¿no irá a…? Un escalofrío me recorrió la espalda. Notaba cómo se acercaba hasta mi cuello, cómo dejaba su aliento en él y… dos pinchazos me terminaron por paralizar.

-…

No sé cuánto tiempo pasó, podía notar cómo mi pulso se aceleraba fuertemente golpeando mi propio cuerpo, y cómo esta fuerza se escapaba a sorbos por el cuello hacia su boca. Escuchaba cada trago por parte de Claire, y sin embargo podía ver las caras de incredulidad de los demás estudiantes. Todo era muy caótico pero yo seguía estando paralizada. Empecé a temblar. Claire rápidamente paró y presionando mi cuello se dirigió a los demás.

-Aquí tenéis la marca.

Después me ayudó a sentarme de nuevo, yo en la silla y ella en la mesa de atrás que se encontraba un poco más alta, agarrándome. Los demás se dispersaron algunos en silencio y otros murmullando de todo. No sabía si esto sería normal pero desde luego la escena teatral era de diez.

El profesor volvió y la clase siguió su curso. Todo transcurrió muy silencioso por parte de los alumnos y yo por mi parte apenas prestaba atención, me encontraba mareada. Parecía que la charla iba sobre la geografía de la zona.

-Esto es todo por hoy. Podéis marcharos ya y recordad no armar jaleo a estas horas.

Todos se levantaron de sus asientos y mientras unos salían por la puerta a paso ligero, otros se ponían a charlar en las mesas como cualquier estudiante normal aunque esto era algo que me inquietaba, el rubio se encasillaba en este último grupito. Claire por su parte me ayudó a levantarme.

-Tienes mala cara… es normal. Toma, ponte esto.

No me fijé cómo ni de dónde pero tenía mi palestino en la mano. Dude en cogerlo, incrédula, y ella terminó por ponérmelo casi sin darme cuenta.

-De cara a los nocturnos tú ya no serás problema, la cosa se complica si son las demás personas del mundo quienes ven tu nueva… complicación. La próxima vez deberías venir con ropa más de tu agrado y…

Me dio un ligero golpe en la espalda, justo donde la daga que Sylph me había dado.

-…esconder las cosas de mejor forma en ella.

Tragué saliva. ¿Cuándo se dio cuenta de eso? ¡¿Y de dónde ha sacado mi palestino?! Poco a poco salimos al exterior, al ser de noche el aire frío abundaba, me ayudaría a estabilizarme. Ambas mantuvimos un silencio tenso hasta que el rubio terminó por salir del edificio escupiendo a mis pies, no creo que intentara asustarme pero vamos, el asco que me cogió debía de ser monumental. Tras esto ya no quedaba casi nadie afuera, estar con Claire era un punto seguro así que me decidí a seguirla. Ella permanecía al lado mía mirando al edificio central, pensando supongo.

-¿Por qué lo has hecho?

-El qué… ¿morderte? Pensaba que te interesaba seguir viva; y deberías agradecer que me adelantara a los demás.

Daba rabia pensarlo pero tenía razón. Era raro pero, junto al viento y sus palabras podía escuchar el chirrío de una verja a lo lejos, y lejos es MUY lejos.

-Escucha, te voy a dejar las cosas claras. Si piensas que estoy aquí por tu sangre estás muy equivocada, puedo obtener la de centenares de personas en una misma noche si yo quisiera y, al contrario de lo que te habrán dicho a mí no me interesa estudiarte. Si no quieres colaborar para algo que te interesa únicamente a ti deberías plantearte el dejar de seguirme, que yo también haré lo mismo.

Se giró bruscamente dándome la espalda. Vaya… no esperaba molestarla, más bien no quería. Mis dudas y mi ignorancia sobre todo me estaban jugando una mala pasada, no podía dejar que mi único escudo se fuera abandonándome así. Supongo que Claire hasta ahora ha sido la única persona del Colegio en decirme algo “coherente” sobre todo… podría considerarla amiga visto lo visto. Di varios pasos poniéndome al lado, mirando al suelo.

-Lo siento… es sólo que… aun no se nada… de nada…

Me agarró del brazo y con un leve empujón acabó diciendo:

-Vamos, te toca descansar por hoy.

-Si

-Dentro de poco… sabrás todo.

Ya en el otro edificio acabamos por entrar a mi habitación. Ella se quedó en la puerta en silencio, esperando, y yo salí al balcón a seguir tomando aire. Podía ver cómo alguien se acercaba con ritmo acelerado al edificio. La puerta se abrió y Sylph entró cansada sentándose, poco después dirigió su mirada a Claire.

-Si las miradas mataran… tranquila, ya me voy. Sólo estaba guardándote el sitio.

Sylph guardó silencio limitándose a observar. Yo, apoyada en la barandilla del balcón acabé girando la cabeza para verlas.

-Hasta mañana Alire, espero que te mejores.

-Si, ¡adiós!

-…

Atenta a sus pisadas pude escuchar cada una de ellas, desde que abandonó la habitación hasta que terminó por salir del edificio para dar una vuelta. Estando en un segundo piso eché la vista al suelo para verla irse. Sin saber por qué acabé riendo, ¡había sobrevivido al primer día de clase! Aunque eso no era todo… a lo lejos podían verse los edificios principales del Colegio, era nuestro dormitorio el que estaba alejado y… Podía ver cómo una persona tenía los ojos clavados en mí, escondida en las sombras, con una cara lejos de ser amigable. Era raro que pudiera verla estando tan lejos y escondida pero… la veía y… no me gustaba nada. Esa persona que con tanta rabia me miraba… era Nico. Un escalofrío me recorrió el cuerpo dejándome en un tenso nerviosismo.

miércoles, 22 de agosto de 2012

~Capítulo IX - Preparatoria a las sombras~

Amanecí sobre la hora de la comida. Aunque estaba vestida con la ropa de ayer, preferí no cambiarme, debía estar en guardia y no perder el tiempo. Inspeccioné la habitación, el balcón estaba cerrado y…

-Buenos días.

Sylph se encontraba arreglando la cerradura de la puerta. Me era raro ver a una estudiante con herramientas para reparar, siendo el Colegio privado debería de haber alguien encargado de eso aunque… no, después de haber visto lo de ayer no me extrañaba nada.

-Buenas…

-Traje algo de comida.

Señaló dos platos que había sobre la mesa, la luz del balcón los iluminaba bastante. Sylph tenía el maletín de clases sobre la silla, lo quitó y se sentó haciendo gestos para que fuera. Me levanté y tras salir del baño peinada cogí el plato y me senté en la cama a comer. La hora de la comida fue lenta y tensa, llena de silencio. Al terminar dejé el plato en la mesa y terminé por sentarme más cómodamente.

-…Vamos a tener que hablar luego.

Me asustaba pensar que me “acorralaría” en esas ruinas que en cierta forma algo tendrían que ver con ella o con esto, pero aun así asentí con la cabeza. Cogió el maletín y sacó una especie de… ¿granada? Me la lanzó y la cogí en el aire.

-¿Habías visto esto alguna vez?

-No… ¿qué es?

-Una bomba de humo retocada. Vas a tener que sobrevivir esta noche por tu cuenta…

-¿Q-Qué?

-¿Ya lo olvidabas? Te han cambiado de turno… no voy a poder entrar o por lo menos no hoy.

-Pero

-Escucha, las clases las darán en el mismo edificio que el nuestro. Más o menos ya te lo conoces. Lo que más te tiene que preocupar es la entrada y la salida. Probablemente se les haya ordenado mantener las distancias para… estudiarte, pero dudo que muchos lo hagan.

-¿Estudiarme?

Un sudor nervioso empezó a recorrerme el cuerpo. ¿Sobrevivir? ¿Estudiar? Todo iba demasiado rápido y aun me quedaban muchas dudas. Dudas como quién es Sylph o por qué sabe tanto de esto, y por qué la gótica intervino ayer en lo que iba a ser mi muerte accidentada. Joder, el hecho siquiera de hablar de eso me paralizaba en el sitio. Y por encima de todo esto tenía que idear algo para… no, ¿por qué tengo que pensar en cómo entrar y salir de clase? Yo sólo quería información de mi pasado… esto no tenía por qué estar ocurriendo, necesitaba escapar de aquí.

-Si, por alguna extraña razón esquivaste con facilidad los golpes de Droy… Un humano normal y corriente hubiera muerto rápido. Es raro…

Cogí con fuerza la bomba de humo, poco después saqué el reloj del bolsillo y miré la hora, Sylph estaría a punto de irse seguramente. Aun le quedaba media hora. Se acercó a mí y empezó a mirarlo.

-Ey, guárdate eso. No le enseñes el reloj a NADIE y… espera, tienes mal aspecto. Deberías calmarte y descansar. Yo puedo asegurarte una buena entrada a clase, puedo esperar en la puerta y acompañarte. Una vez entres a clase el profesor te vigilará bien, cuando salgas…

Sylph suspiró, me miraba molesta mientras pensaba qué hacer. Sacó un pequeño puñal que llevaba guardado y me lo dio, después miró la hora de mi reloj y cogiéndomelo me lo metió en el bolsillo.

-Oye, si no reaccionas palmas, ¿entendido? Intentaré volver para cuando salgas.

Afirmé, poco después tragué saliva. Levanté la mirada y antes de que pudiera irse le comenté seria:

-Cuando todo esto pase… tenemos que hablar. Tienes muchas cosas que explicar tú también.

Si… era verdad. Me acababa de dar cuenta de algo que no terminaba de clasificar como bueno o malo. Hablaba de ellos como vampiros y de mí como humana, sin incluirse… y además las ruinas y mi reloj… los vampiros huían de ella. Cómo si no ha logrado que ninguno se filtre en el cuarto…. Cogió el maletín y fue camino a clase, mientras tanto amontoné todas mis cosas en la cama y después observé el mío. Dudé entre guardar ahí todo e irme o afrontar lo que me esperaba, sabía que huyendo me acabarían alcanzando, ningún lugar es seguro.

Salí a la calle y di varias vueltas, tenía que acostumbrar mi cuerpo al movimiento, sentir el aire en la cara y evitar marearme. Escondí el puñal en la espalda, sujeto de forma horizontal, y empecé a practicar con él. Sacar, pegar, meter. Una y otra vez repetía dicha acción contra uno de los árboles del bosque. Después cambié de ejercicio: sacar, pegar, lanzar y correr. Estaba claro que no iba a hacerme experta en cuestión de horas pero… podía seguir la velocidad del rubio, sólo necesitaba que mi cuerpo también lo hiciera. Escuché varias pisadas, la noche empezaba a caer. Preferí ser cauta y volver a por el maletín, esperaría en la entrada escondida.
El silencio pronto se rompió por las pisadas de los estudiantes que cansados salían de las clases. Me escondí entre la pared y las máquinas, el hueco era pequeño pero cabía. Pronto el lugar se vació, Sylph esperaba en la puerta del edificio. Salí del escondite.

-… pecas de cauta.

Saqué la granada enseñándosela para después guardarla.

-Mira quién habla… No se tu intención pero la mía es salir viva de este Colegio.

Se quedó en silencio, ya me imaginaba lo que probablemente diría: “haber no entrado”. Seguro. Sylph empezó a caminar y yo la seguí hasta llegar a una de las paredes laterales del Colegio. Había “alumnos” vampiros acudiendo. No llevaban el uniforme escolar y pese a la imagen horrenda que daban había varios que caían bien con sólo verlos.

-Uhm

-¿Pasa algo?

-Parece que nos están ignorando…

-Pero… ¡si estamos “escondidas”!

-Si… Subestimas mucho su oído. Deben de estar escuchando tus latidos por lo menos en un radio de quince metros.

-…

Ya no quedaba nadie fuera, tras pocos minutos las clases empezaron. Sylph entró al edificio llevándome detrás.

-Lamento decirlo pero… a partir de aquí es cosa tuya. Ellos jugarán con la desventaja de no saber si estoy cerca o no. Si aguantas te prometo traer recompensa.

-… Claro.

Me dio un golpe en el hombro y salió del edificio. Puse el oído tras la puerta, había un silencio sepulcral. Sepulcral, vaya palabra. Varios pasos avanzaban con un leve risoteo hacia la puerta. ¿Me habrían descubierto? Di varios pasos hacia atrás hasta. La puerta se abrió y el rubio salió de ella junto a otros compañeros.

-Jajaja vaya, parece que por fin podemos saldar cuentas ¿no crees?

-Pobre… ¿tenías que venir con tu escolta privada?

-…zorra. Lo que me voy a divertir dándote cacería jajaja. Te doy una tregua de 10 segundos para que corras, 10 segundos fue lo que duró tu amigo jajaja veamos si vales más que él.

-Desgraciado…

domingo, 12 de agosto de 2012

~Alire Damar~

Nombre: Alire Damar
Edad: 18*
Raza: Humana
Origen: Norzshire*



Alire Damar es una joven de unos dieciocho años de edad, aunque tampoco es algo que ella misma sepa debido a su falta de memoria. De aspecto confiado, busca desesperadamente dar respuesta a sus dudas y acallar los sonidos que la atormentan cada vez que mira el reloj de cuerda, pieza clave de su pasado y muy probablemente de su futuro.

Físicamente se muestra como una persona delgada, de altura media. Lleva el pelo largo, liso y suelto, color negro intenso y con ligeros brillos azules oscuros. Sus ropas tienden al negro decorado, habitualmente usa vaqueros y una chaqueta y camiseta negra de cuello largo. En el bolsillo derecho porta el reloj de cuerda guardado como un tesoro, no dejará que nada ni nadie se lo quite.

Es una persona seria y algo confiada la mayor parte del tiempo, se caracteriza por tener fuerte carácter y saber mantener la cabeza fría aunque a veces las dudas le asalten y logren quebrar mínimamente su juicio. No le gusta destacar pero eso dejará de ser algo por lo que se moleste cuando en el Colegio Silver se le trunquen las cosas...



Será en ese Colegio donde conocerá a las personas que se convertirán en sus grandes aliados, aunque de una forma misteriosa y poco fiable; y también en sus mayores enemigos...