Red Gold

miércoles, 22 de agosto de 2012

~Capítulo IX - Preparatoria a las sombras~

Amanecí sobre la hora de la comida. Aunque estaba vestida con la ropa de ayer, preferí no cambiarme, debía estar en guardia y no perder el tiempo. Inspeccioné la habitación, el balcón estaba cerrado y…

-Buenos días.

Sylph se encontraba arreglando la cerradura de la puerta. Me era raro ver a una estudiante con herramientas para reparar, siendo el Colegio privado debería de haber alguien encargado de eso aunque… no, después de haber visto lo de ayer no me extrañaba nada.

-Buenas…

-Traje algo de comida.

Señaló dos platos que había sobre la mesa, la luz del balcón los iluminaba bastante. Sylph tenía el maletín de clases sobre la silla, lo quitó y se sentó haciendo gestos para que fuera. Me levanté y tras salir del baño peinada cogí el plato y me senté en la cama a comer. La hora de la comida fue lenta y tensa, llena de silencio. Al terminar dejé el plato en la mesa y terminé por sentarme más cómodamente.

-…Vamos a tener que hablar luego.

Me asustaba pensar que me “acorralaría” en esas ruinas que en cierta forma algo tendrían que ver con ella o con esto, pero aun así asentí con la cabeza. Cogió el maletín y sacó una especie de… ¿granada? Me la lanzó y la cogí en el aire.

-¿Habías visto esto alguna vez?

-No… ¿qué es?

-Una bomba de humo retocada. Vas a tener que sobrevivir esta noche por tu cuenta…

-¿Q-Qué?

-¿Ya lo olvidabas? Te han cambiado de turno… no voy a poder entrar o por lo menos no hoy.

-Pero

-Escucha, las clases las darán en el mismo edificio que el nuestro. Más o menos ya te lo conoces. Lo que más te tiene que preocupar es la entrada y la salida. Probablemente se les haya ordenado mantener las distancias para… estudiarte, pero dudo que muchos lo hagan.

-¿Estudiarme?

Un sudor nervioso empezó a recorrerme el cuerpo. ¿Sobrevivir? ¿Estudiar? Todo iba demasiado rápido y aun me quedaban muchas dudas. Dudas como quién es Sylph o por qué sabe tanto de esto, y por qué la gótica intervino ayer en lo que iba a ser mi muerte accidentada. Joder, el hecho siquiera de hablar de eso me paralizaba en el sitio. Y por encima de todo esto tenía que idear algo para… no, ¿por qué tengo que pensar en cómo entrar y salir de clase? Yo sólo quería información de mi pasado… esto no tenía por qué estar ocurriendo, necesitaba escapar de aquí.

-Si, por alguna extraña razón esquivaste con facilidad los golpes de Droy… Un humano normal y corriente hubiera muerto rápido. Es raro…

Cogí con fuerza la bomba de humo, poco después saqué el reloj del bolsillo y miré la hora, Sylph estaría a punto de irse seguramente. Aun le quedaba media hora. Se acercó a mí y empezó a mirarlo.

-Ey, guárdate eso. No le enseñes el reloj a NADIE y… espera, tienes mal aspecto. Deberías calmarte y descansar. Yo puedo asegurarte una buena entrada a clase, puedo esperar en la puerta y acompañarte. Una vez entres a clase el profesor te vigilará bien, cuando salgas…

Sylph suspiró, me miraba molesta mientras pensaba qué hacer. Sacó un pequeño puñal que llevaba guardado y me lo dio, después miró la hora de mi reloj y cogiéndomelo me lo metió en el bolsillo.

-Oye, si no reaccionas palmas, ¿entendido? Intentaré volver para cuando salgas.

Afirmé, poco después tragué saliva. Levanté la mirada y antes de que pudiera irse le comenté seria:

-Cuando todo esto pase… tenemos que hablar. Tienes muchas cosas que explicar tú también.

Si… era verdad. Me acababa de dar cuenta de algo que no terminaba de clasificar como bueno o malo. Hablaba de ellos como vampiros y de mí como humana, sin incluirse… y además las ruinas y mi reloj… los vampiros huían de ella. Cómo si no ha logrado que ninguno se filtre en el cuarto…. Cogió el maletín y fue camino a clase, mientras tanto amontoné todas mis cosas en la cama y después observé el mío. Dudé entre guardar ahí todo e irme o afrontar lo que me esperaba, sabía que huyendo me acabarían alcanzando, ningún lugar es seguro.

Salí a la calle y di varias vueltas, tenía que acostumbrar mi cuerpo al movimiento, sentir el aire en la cara y evitar marearme. Escondí el puñal en la espalda, sujeto de forma horizontal, y empecé a practicar con él. Sacar, pegar, meter. Una y otra vez repetía dicha acción contra uno de los árboles del bosque. Después cambié de ejercicio: sacar, pegar, lanzar y correr. Estaba claro que no iba a hacerme experta en cuestión de horas pero… podía seguir la velocidad del rubio, sólo necesitaba que mi cuerpo también lo hiciera. Escuché varias pisadas, la noche empezaba a caer. Preferí ser cauta y volver a por el maletín, esperaría en la entrada escondida.
El silencio pronto se rompió por las pisadas de los estudiantes que cansados salían de las clases. Me escondí entre la pared y las máquinas, el hueco era pequeño pero cabía. Pronto el lugar se vació, Sylph esperaba en la puerta del edificio. Salí del escondite.

-… pecas de cauta.

Saqué la granada enseñándosela para después guardarla.

-Mira quién habla… No se tu intención pero la mía es salir viva de este Colegio.

Se quedó en silencio, ya me imaginaba lo que probablemente diría: “haber no entrado”. Seguro. Sylph empezó a caminar y yo la seguí hasta llegar a una de las paredes laterales del Colegio. Había “alumnos” vampiros acudiendo. No llevaban el uniforme escolar y pese a la imagen horrenda que daban había varios que caían bien con sólo verlos.

-Uhm

-¿Pasa algo?

-Parece que nos están ignorando…

-Pero… ¡si estamos “escondidas”!

-Si… Subestimas mucho su oído. Deben de estar escuchando tus latidos por lo menos en un radio de quince metros.

-…

Ya no quedaba nadie fuera, tras pocos minutos las clases empezaron. Sylph entró al edificio llevándome detrás.

-Lamento decirlo pero… a partir de aquí es cosa tuya. Ellos jugarán con la desventaja de no saber si estoy cerca o no. Si aguantas te prometo traer recompensa.

-… Claro.

Me dio un golpe en el hombro y salió del edificio. Puse el oído tras la puerta, había un silencio sepulcral. Sepulcral, vaya palabra. Varios pasos avanzaban con un leve risoteo hacia la puerta. ¿Me habrían descubierto? Di varios pasos hacia atrás hasta. La puerta se abrió y el rubio salió de ella junto a otros compañeros.

-Jajaja vaya, parece que por fin podemos saldar cuentas ¿no crees?

-Pobre… ¿tenías que venir con tu escolta privada?

-…zorra. Lo que me voy a divertir dándote cacería jajaja. Te doy una tregua de 10 segundos para que corras, 10 segundos fue lo que duró tu amigo jajaja veamos si vales más que él.

-Desgraciado…

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